ALEX SAY

Kreuzberg tiene Saloon

En una escena de My Dear Clementine, película en la que John Ford indaga en una biografía sobre Wyatt Earp, Henry Fonda, quien interpreta a ese sheriff legendario, se acerca al hombre que sirve en el bar de Tombstone, la localidad dónde transcurre la acción: “Mac, ¿has estado enamorado alguna vez?”, a lo que el camarero responde: “No, he sido barman toda la vida.”
Das Hotel, en el berlinés Kreuzberg, tiene mucho del Far West aún sin pretenderlo. Sus camareros y camareras, siendo algo más jóvenes que el viejo Mac, parecen llevar toda la vida tras esa barra que en ocasiones se convierte en escenario de locos bailes en sus noches de nunca acabar. Aunque Mariannentrasse no sea una calle de tierra polvorienta, y conformándonos con las bicicletas en lugar de los caballos, el local nos remite directamente a un Saloon del viejo oeste. No faltan ni los dormitorios, que se encuentran en el piso de arriba y son un elemento indispensable en todo local de estas características.
Párense a admirar su viejo piano –disimulado a un lado tras subir las escaleras que llevan a la parte superior del bar- y si tienen ocasión asistan un día en el que lo hagan sonar. Entonces pidan un whisky o un ron servido en botella en la misma barra y después de bebérselo golpeen el vaso contra la madera y pidan que les sirvan otro. Eviten, eso sí, buscar pelea, pues el lugar posee eficaces cowboys dispuestos a evitar que nadie perturbe su extraordinario ambiente.
Berlín, que cada vez se asemeja más al País de Nunca Jamás de Peter Pan, pues parece que la ciudad ha sido confiada a los jóvenes que no quieren ser adultos para que jueguen en ella, tiene, con Das Hotel, un lugar de encuentro indispensable, un auténtico Saloon del Oeste en el que jugar toda la noche.


Por Alex Barnils

0 Comments:

Post a Comment





Copyright 2008| Blogger Templates by JealousGUY modified and designed for Das Hotel.
Just for the Record ©Frank Kalero.